Estoy
frágil en la calle,
mareado
de memoria,
mi
cerebro no tolera más placebo.
Veo a los amenos humanos ociosos,
parecen
divertidos, parecen deliciosos.
Yo soy un peligroso ser,
un
inestable estar,
un
parecer.
Fumo sin parar, bebo lo que puedo,
soy
ajeno al jaleo de esta fiesta,
me
siento idiota ante los otros
que
se dejan manejar pero descansan.
Ni
pertenecer, ni capturar,
Amor
propio, por favor,
y
blandir una verdad.
Estoy
en la calle Fuencarral
dudando
de mi libertad,
esperando
a que acabe el recreo.
Voy a entrar al bar,
donde
viven mis amigos,
voy
a saludarles con estilo,
daré
besos y abrazos llenos,
aunque
tenga soledad en el pelo,
todo
lo que soy me lo dan ellos,
todo
lo que doy, se lo devuelvo.
Voy
a caminar hacia ese bar,
voy
a ser normal y un galán surrealista,
busco
la paz de la empatía,
la
empatía que nos da la soledad.