jueves, 17 de octubre de 2013

Si estoy aquí es porque me queda otra opción

Quizá después de esto sólo quede la heroína o el cristianismo.
Estoy aquí escribiendo porque tengo algo dentro feo.
No espero entenderlo,
hoy no tengo estómago para ser mi psicólogo,
no tengo la frialdad de atender a la lógica.
Hoy estoy en la mierda con medio cuerpo fuera.
La mitad de mí hundida, la otra mitad emergiendo
de la mierda que yo mismo cago, como cago esto que escribo.
Pero esto que verso es emerger y es estar hundido.
Es estar hundido y emerger. Pero me voy del tema.

Es tan simple el deber y tan complejo el ser.

El tema es evadir el tema, rodearlo y ahorcarlo
con belleza hecha con la naturaleza que atraviesa mi estrechez
mental, mi pequeño pasillo de luz, mi vena de calor,
mi hilo fino de cosmos capaz de ahorcar al tema, a la nada,
la nada supuestamente imposible en mi todo, y al revés.

Voy a pensar en ello un rato.
(Un rato).
Estoy esperando un torbellino.
Suenan las tuberías,
y la calle nunca calla.
Suena el silencio de mi mente.
Espero un huracán violento.
aunque también podría ser, por favor, un algo del sol,
no sé, un rallo blanco y robusto, por ejemplo.

Blablablá, amigo, blablablá.
Eso es lo que nos pasa,
que soy tú.

Cargo contigo, pero te agradezco que me lleves a esos sitios.
Hay personas. Aunque estemos yo y tú. Somos con las personas.
Pero nos vamos de tema, y hay que volver para ahorcarlo.

El temas es ellas. No, mentira, es yo. No, es blablablá.
Así no. El tema es…

No hay tema de momento, no se ve.
Pues a ver de qué hablo, a ver, a ver, a ver, a ver.

Voy a hablar de ellas, pues.

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