viernes, 15 de noviembre de 2019

LA NASA


La NASA no explica por qué me siento entre planetas
cuando mi mente se conecta con la ajena,
tampoco lo niega cuando penetra al cosmos
con el cohete cada vez más grande.

Dile a la NASA que yo hago lo mismo que ella,
pero con el cohete cada vez más elegante
con su ruta alrededor de las mentes mías.

La NASA no envía astronautas a mi microbiología
en busca de los misterios que me estrellan,
no me investiga, aunque sea extraterrestre
y entienda que lo más lejano sea diminuto.

No le digas a la NASA que nada comienza,
me gusta el cuento y me lo creo como buen cualquiera,
sólo pídeles la fórmula contra agujeros negros
del tamaño de un nudo en diferentes vísceras humanas.

La NASA quedará perpleja al oír tal cosa,
mejor no digas nada, ¡tan siquiera sé si te conozco!,
o si tengo confianza para pedirte que le digas a la NASA nada.

En todo caso, la NASA no analiza la risa entre tú y yo,
ni que contigo me sienta entre planetas, aún sin familiaridad.
No, no le digas nada, pero dime tú, cuando tengas ocasión,
qué harías al respecto si fueras la NASA.

La NASA quita mucho tiempo, yo buscaría mi trabajo.
Sería cualquiera de las cosas que puedo ser a veces.
¿Qué crees que haría una galaxia?, si es que eres la NASA.
Si no, ¿qué harías tú si fueras trillones de kilómetros de astros?

Ya me contarás. Mientras, la NASA a lo suyo,
haciendo lo mismo que yo, lanzando mensajes al éter,
metiendo cohetes en cosmos misteriosos,
en busca de lo más inmenso al fondo de los átomos.

(Poema incluido en el libro "Acomodado en la rebeldía" publicado en 2019 por Noviembre Poesía)

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