viernes, 15 de noviembre de 2019


SIEMPRE UNA GUITARRA SIEMPRE

Siempre he querido tener siempre una guitarra siempre,
todo el tiempo la guitarra cuando soy el humano estallando
lentamente en un muy lento movimiento de materia lenta,
cuando no soy el reflejo de eso en unos ojos esperándome.

Siempre he tenido una guitarra, pero no siempre un siempre.
Ahora, por ejemplo, escribo con timidez estos versos largos
mientras me desacomodo para desenroscarme sin prosa
y hacerle a la guitarra lo que hizo Neruda con la primavera.

Siempre una guitarra siempre he sido siempre una guitarra,
pero no siempre he sido siempre, sí cuando soy bicicleta,
por ejemplo, bajando cuesta arriba sin darme cuenta,
no cuando rimo bobadas que riman de aquella manera.

Siempre que tengo a la guitarra trabajando es siempre,
el tiempo se convierte en un lugar donde depositarme
con forma sin olor sin color sin materia con tiempo
donde componer piezas que siempre sean siempre.

Siempre he querido tener siempre una guitarra siempre,
decía, pero no siempre recuerdo que la tengo y que la soy,
a veces, como ahora, soy la guitarra sin guitarrista
mirándome desde la cama como a un muñeco.

Siempre he tenido una guitarra, pero no siempre un siempre.
Ahora, por ejemplo, hablo de las ilusiones mal iluminadas
sin que me distraigan los acogedores soles de la música
bajo los que paso las horas bronceando melodías tristes.

Siempre que la guitarra me tiene trabajando es siempre,
aunque soy rebelde hasta con la idea de la rebeldía
y sólo desenfundo mi catana sin peligro para las exhibiciones,
me acomodo sin canciones, pero siempre tengo una guitarra siempre.


(Poema incluido en el libro "Acomodado en la rebeldía" publicado en 2019 por Noviembre Poesía)

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