miércoles, 20 de noviembre de 2019

SALVAR EL MUNDO


Cuando invento cosas que ya existen
me siento parte de la humanidad.
El cedé y la cuarta dimensión
han salido también de esta cabecita
como ramas humanas que emergen
en el misterioso campo de las mentes.

Ojalá todo lo que inventara ya existiera,
porque estoy inventando no sólo la paz,
sino existir por diversión, divertirse, divertir.
Comer entre medias y dormir y joder
divirtiéndonos como cerdos, como dioses,
no como humanos que ganan tedio
y olvidan la vacación de la razón perdida
en el aspaviento de la violencia del pastor.

Estoy inventando la diversión, en serio.
Si es divertido, lo compro o lo invento.
Incómodo en todas partes, siempre encuentro
un pájaro que habla, una luz que colorea,
siempre un frío para mí en el fuego.

Yo sé cómo salvar el mundo
y de qué y por qué y el porqué
y sé qué es el mundo y me sé a mí.

Salvémonos todos juntos aquí,
donde las cosas están claras, es decir,
las nebulosas están definidas, es sentir,
ahora hay que saberse sin conocimiento,
ser la sencillez necesaria para parar la paz
y comenzar la diversión de salvarnos a la vez
en el negocio de la felicidad global espontánea
que quiero proponer al mundo, sea lo que sea.

Yo sé qué es el mundo, pero nadie más lo sabe
sobre todo, los que decimos que lo sabemos,
no en mi caso, que pretendo contarlo sin decirlo
porque lo he imaginado sin palabras.

Encontraríamos la forma
si el mundo fuera como es,
pues lo han cambiado.

Esa es otra, ahora prometo proponer
el egoísmo de querer ver feliz a todo ser,
de cuidar a todo esclavo de sí mismo,
de no ser el centro, sino el mundo,
el egoísmo de ser todos los demás,
cuidarme como cuidaría a quien no fuera yo,
quererme con todo el amor que puedo dar.
Porque hacemos viceversa, pero esa es otra.

Yo sé cómo salvar el mundo
y de qué y por qué y el porqué
y sé qué es el mundo y me sé a mí.

Salvaremos el mundo divirtiéndonos,
lo salvaremos de nosotros, que parecemos otros,
lo haremos para pasarlo bien curioseando el cosmos,
porque somos todo misterio hasta en lo microscópico.
Yo sé qué es el mundo, por decirlo de algún modo,
sé que yo soy este mensaje que egoístamente expongo.

Allá donde voy intento mi mundo con todos,
los hay más monos que otros, los hay extraterrestres,
todos tenemos un poco de todo y de dioses y de orcos,
intento mi mundo con todos los que soy, casi todos,
hay pocos que no me produzcan ternura hacia mí.

Lo hago gratis y gano mundo alrededor,
no mucho, lo justo para no estar asustado,
para llegar a fin de luna con el espíritu entero,
por eso propongo que cambiemos a la vez,
que volvamos a ser como cuando vimos el mundo
por primera vez, antes de aprender el abuso,
para que funcione tiene que ser juntos.

Da igual, quizá sea ambicioso y osado mi sueño,
pero tú y yo podemos empezar aquí,
llevamos un rato ya en el mundo ideal:
quedémonos aquí hasta que podamos,
metamos a más gente, ¡que se sepa!,
se acabó el aburrimiento y la esclavitud,
inimaginable hacer algo que no sea divertido.

¡Venga, todos a limpiar la cloaca con tecnología punta!
Y con una sonrisa, sí, una sonrisa de placer profundo
cuando ves la cloaca limpia como debería estar la mente,
esa mente que carcajea de incredulidad ante su salvación.
¿Te imaginas libre de esa mierda de pensamientos sombríos?
Sí, querida realidad, no eres buena ni mala, sino inescrutable.
El optimista está tan equivocado como tú, pero se divierte.

Me hablo de tú cuando no soy el mundo que quiero ser,
hablo de usted a los que ni les viene ni les va,
y a ti me llamo yo porque ya somos el mundo.

Entonces qué, nos quedamos aquí,
traemos a más gente y
hacemos el mundo.

(Poema incluido en el libro "Acomodado en la rebeldía" publicado en 2019 por Noviembre Poesía)

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